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Don quijote a la pluma
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Un spinozista

El periodista de la revista ¡Anímate! pidió a Ricardo que comprara el texto de la entrevista antes de dar su permiso para la publicación y de pagarle.

Anímate Hoy, estamos en la casa de Ricardo, hombre de buen voluntad como los personajes del escritor francés Jules Romains, quien, a pesar de ser minusválido, nos enseña el camino de la virtud porque la hemos olvidado en nuestra busqueda del gozar. ¿Ricardo, te reconoces en esta presentación?

Ricardo: un poco sumaria pero exacta. Pero, ¿qué es la virtud? Cada uno añade su sentido y la virtud se vuelve enredo. Es todo lo contrario. Spinoza nos muestra una cosa sencilla: no solo la coherencia es la mejor virtud, sino es LA virtud. Escribe que «nuestra alma... en cuanto que tiene ideas inadecuadas, entonces obra ciertas cosas, y en cuanto que tiene ideas inadecuadas, entonces padece necesariamente otras cosas». Eso me hizo pensar mucho, tengo tiempo para eso.

Anímate: Hay que decir a nuestros lectores que desgraciadamente, tienes tiempo porque no puedes trabajar. Te has dedicado a la filosofía y a estas alturas, te parece que muchos seres humanos son presos de pensamientos falsos.

Ricardo: Desde aquel accidente de tráfico, estoy en silla de ruedas y con mis dedos cruzados, no me va a contratar nadie. Pero aquel accidente posiblemente ha sido provocado por un pensamiento falso. Entonces, tengo que ayudar a los demás con mi experiencia. Spinoza hizo evolucionar la filosofia. Pues en la edad media, la filosofía privilegiaba los comentarios de obras anteriores, mientras que Spinoza prefirió la composición de tratados originales.

Anímate: Pero ¿qué son estos pensamientos falsos?

Ricardo: Los que encierran al hombre en sus miedos. El ser humano bueno, el que tiene una buena naturaleza busca el bienestar, pero con racionalidad, estabilidad y prudencia. Por el contrario, la mala naturaleza humana se complace con la confusión y la ansiedad. Según Spinoza, los seres humanos nacen ignorantes de las causas (y a menudo mueren así), solo siendo concientes de sus deseos. Piensan que son libres, sin embargo, ya que no conocen nada de las causas creen que basta desear y preocuparse de las finalidades. Por lo que, siempre actuando para conseguir algo, piensan que la naturaleza actua de la misma manera con el fin de lograr algo que ignoran. Es normal porque ya que conociéndose solo a si mismos, proyectan sobre la naturaleza su modo de pensar.

Anímate: En clase, cada vez que hablaba de manera parecida, mi profesora me pedía un ejemplo.

Ricardo: ¿Un ejemplo? Vamos a ver... ah sí, el espejo roto. Los romanos pensaban que el ser humano tenía ciclos de salud de siete años. Luego, cuando alguien rompía un espejo, creían que, puesto que el espejo roto reflejaba una imagen rota de él y su salud, su fortuna iban a ser malas durante los siete años siguientes. Esta manera de pensar, es la raíz de la superstición. En Ética, el libro que más me gusta, Spinoza muestra cómo, con sus pasiones, con sus creencias para liberarse, el ser humano, al contrario, construye su esclavitud.

Anímate: ¿El hombre esclavo de sí mismo?

Ricardo: Exacto. Según Spinoza, ser supersticioso no es tener una creencia definida o precisa pero es lo contrario estar dispuesto a crear creencias de cualquier tipo y a estar dispuesto a créer en ellas de manera pasional e inconstante. Escribe en el Tratado teológico-político que «si los hombres pudieran conducir todos sus asuntos según un criterio firme, o si la fortuna les fuera siempre favorable, nunca serían víctimas de la superstición. Pero, como la urgencia de las circunstancias les impide muchas veces emitir opinión alguna y como su ansia desmedida de los bienes inciertos de la fortuna les hace fluctuar, de forma lamentable y casi sin cesar, entre la esperanza y el miedo».

Anímate: Eso es muy denso y merece otro ejemplo.

Ricardo: ¿Sabes por qué se piden deseos al ver caer estrellas fugaces? En las sociedades primitivas, se creía que cada estrella era el alma de una persona. Las almas, cercas de los dioses eran mensajeros de los pobres hombres en la tierra. Los hombres aprovechaban todas las ocasiones para pedir un poco más de seguridad y esperanza.

Anímate: Muy interesante, hemos olvidado el origen de todas estas supersticiones.

Ricardo: Sí, pero sobreviven. Conozco a gente que todavía se pone nerviosa cuando el pan está puesto al revés en la mesa. En la Edad Media, el panadero, ponía al revés el pan del verdugo para que nadie se lo comiera. El verdugo era temido por todos y nadie quería que se enfadara. Pan al revés significa una ejecución. El verdugo estaba cerca y la muerte vagabundeaba.

Anímate: Mis padres me reñian cuando ponía el pan al revés diciendo que el pan no se gana tumbado boca arriba como las putas.

Ricardo: Cuando se olvide el origen de la superstición y se invente otra explicación. Esta es muy interesante porque prueba que puede faltar la lógica. Al revés o no, el pan siempre está tumbado.

Anímate: Es verdad, no había pensado en eso. Entonces, ¿por qué todo el mundo sigue diciéndolo?

Ricardo: Que todo el mundo haga o diga algo, no es una prueba de sentido. El escritor francés Anatole France escribió: «Si 50 millones de personas creen en una tontería, sigue siendo una tontería».

Anímate: Si he entendido bien ¿es por miedo por lo que nacen estas tonterías?


Ricardo: Has entendido bien. Por no poder el niño llora. Por no poder, el adulto explica el mundo con supersticiones. Se cree igual que Dios porque sabe el porqué de lo que no entiende. Si no funciona la explicación precedente, inventa otra, ya que en superstición ninguna creencia es fija. Por ejemplo, en una boda, la recién casada lanza al cielo su ramo de flores y la chica que lo coge está segura de casarse en el año. Mi hermana cogió uno en una boda hace diez años más o menos y está todavía soltera y sin novio. Una amiga suya, con envidia y maldad le dijo que eso no le extrañaba porque no vale cuando en el ramo hay una flor marchita y que había notado que la recién casada quería burlarse de las chicas solteras.

Anímate: Por consiguiente las supersticiones tienen varias significaciones.

Ricardo: Exacto. En la antigüedad, la sal era una cosa imprescindible para la conservación de los alimentos y la cría del ganado. La sal era muy cara y servía de moneda de intercambio. Se llamaba salarium, la cantidad de sal dada a cada soldado y después la cantidad de dinero. Es el origen del salario de los trabajadores. Por eso se dice que la sal derramada provoca una riña puesto que esto equivale a una perdida de dinero, pero también se cree que cuando hay sal en una casa siempre habrá dinero y si se echaba sal en los rincones de las cuadras el día primero de abril se evitaban las enfermedades del ganado, la sal es también utilizado para purificar. Por ejemplo poner un plato con sal debajo de la cama de un enfermo para que absorba el mal y le proteja contra la enfermedad, echar sal al fuego cuando entra en casa una persona sospechosa de dedicarse a la hechicería o echar una pizca de sal por encima del hombro izquierdo, para cegar al diablo.

Anímate: ¿Por qué la izquierda?

Ricardo: Porque el hombre reflexiona por analogías. Los hombres observaron que la inmensa mayoría eran diestros y han deducido que los zurdos eran anormales. Y según la palabra de Dios, la derecha no es solo el camino del paraíso, también es la posición en la que están sentados los elegidos por Dios. Levantarse con el pie izquierdo anuncia un día malo o ver un ave volar hacia la izquierda significa mala suerte. La gente por tener miedo a la diferencia, es intolerante. Conoces el refrán: «Zurdos y cojos, danme en los ojos».

Anímate: Sabes demasiadas cosas, no cabrían en nuestra revista con las pocas páginas que tiene. Sería necesario un libro entero.

Ricardo: Pienso escribir uno, me sobran las ideas.

Anímate: Sería genial, pero ¿cómo vas a escribirlo? Tus corazones se enrollan alrededor de tus índices, esto no será fácil para sujetar el bolígrafo.

Ricardo: Podría teclear con la punta de los indices en el ordenador o dictar al grabador, pero tengo más recursos de que lo crees.

Anímate: ¡Estupendo! Eso es una lección para los que se desaniman por estar constipados. Nuestros lectores y yo te felicitamos por tu valor y tu saber.

Ricardo dijo al periodista que el artículo le parecía precioso y que iba a ser una maravillosa publicidad para su libro. El periodista dio un sobre a Ricardo con el dinero para pagarle la entrevista. Ricardo cruzó las piernas y descruzó los dedos para contar los billetes.


Antá Terías, diciembre 2011


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